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Hongo negro: la clave para comprender cómo y quién se ve afectado por la mucormicosis

mayo 29, 2021
Hongo negro

Hongo negro. La mucormicosis es un Hongo negro oportunista, que afecta principalmente a personas con diabetes y función inmunológica debilitada, pacientes con enfermedades malignas como leucemia y personas con desnutrición. También es común en receptores de trasplantes, drogadictos y personas seropositivas al VIH.

El moco puede afectar los pulmones, el sistema nervioso central, el tracto gastrointestinal y la piel. Sin embargo, la manifestación más común es el cerebro nasal, que inicialmente afecta la nariz y los senos paranasales. Noticias Internacionales.

En la actualidad, se conocen casos de infecciones por mucormicosis luego de la recuperación de la infección por el SARS-CoV-2; es decir, formaría parte del síndrome de COVID prolongado o long COVID.

Como se mencionó anteriormente, una de las personas más susceptibles a esta infección por Hongo negro es el tratamiento de pacientes diabéticos no controlados con cetoacidosis.

Otras personas con mayor riesgo de padecer esta enfermedad son quienes recibieron esteroides (corticoides) durante el tratamiento por la COVID-19 y quienes han tenido un período prologado de internación en terapia intensiva.

Con respecto a los esteroides, es importante indicarlos durante el tiempo necesario para disminuir la inflamación. Estos fármacos se administran a los pacientes con COVID para reducir la inflamación pulmonar y, además, evitar daños en el sistema inmunitario.

Este último se «acelera» para detener el coronavirus, por un lado, lo combatirá, pero por otro lado, aumentará los niveles de azúcar en sangre (azúcar en sangre). Por lo tanto, en pacientes diabéticos y personas que tienen dificultades para controlar el azúcar en sangre, aumentará la posibilidad de este Hongo negro.

En otorrinolaringología, es bastante frecuente encontrar infecciones como la mucormicosis. La primera descripción de esta enfermedad en las vías aéreas superiores fue realizada en el año 1885 por Arnold Paltauf, un médico esloveno que llamó mycosis mucorina a este cuadro para luego recibir el nombre actual.

Esta mucomicosis nasosinusal puede tener una forma invasiva (y, dentro de esta, las formas aguda fulminante, invasiva granulomatosa e invasiva crónica) y una forma no invasiva, entre las cuales se encuentran el micetoma y la alergia fúngica.

Los signos y síntomas de esta enfermedad son, en orden decreciente:

-Fiebre

-Ulceración nasal y necrosis

-Edema periorbitario y facial

-Disminución de la visión y oftalmoplegia

-Sinusitis, cefalea y dolor facial

-Obnubilación

-Celulitis orbitaria

-Necrosis del paladar y de las encías

-Parálisis del nervio facial

-Rinorrea, congestión nasal y sangrado de nariz (epistaxis)

La progresión de la enfermedad dependerá del estado del paciente, del grado de inmunosupresión y de los factores predisponentes. Como se mencionó, se pueden ver cuadros fulminantes, agudos o crónicos.

La forma aguda fulminante es de progresión rápida con diseminación vascular del Hongo negro, que compromete la órbita y puede causar parálisis facial y ceguera.

La forma invasiva crónica es de tipo indolente y es la forma de presentación por asociación a diabetes mellitus y el tratamiento con esteroides.

En general, el tratamiento de la mucormicosis consiste en dosis elevadas de anfotericina B y toilette quirúrgico en caso de necesidad ante la presencia de tejido necrótico.

Hoy en día, existen agentes antifúngicos azólicos y otros agentes modificadores de la respuesta biológica y medidas para revertir el compromiso inmunológico.

Los casos de mucormicosis luego de la infección por coronavirus quintuplicaron los casos habituales de esta enfermedad, que no es muy frecuente en condiciones habituales.

Los primeros casos aparecieron en Uruguay y, en la actualidad, sorprenden la gravedad y la frecuencia de casos en la India.

Por todo lo anterior, es importante monitorear permanentemente los niveles de glucosa en sangre, asegurar la esterilidad de los humidificadores utilizados cuando se necesita oxígeno y comenzar el tratamiento cuando se sospeche clínicamente, sin esperar la confirmación de la infección. Suele tardar varios días.

*Stella Maris Cuevas (MN: 81701) es Médica otorrinolaringóloga – Experta en olfato – Alergista. Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)

Con información de infobae.

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