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Noticias Internacionales

Era siempre, sonriente y alegre

enero 19, 2023
Samuel

Un niño de 11 años, identificado como Samuel, perdió la vida en el Hospital Regional Río Blanco luego de recibir B₳L₳Z0 en la cabeza por ganar un juego de tragamonedas en una tienda de la localidad de El Tejocote, México La Perla , Veracruz.

El domingo, Samuel, de 11 años, le dijo a su madre que iría a la sala de juegos. Fue la última vez que lo vio, sonriente y feliz como siempre. Cuando lo volvió a ver, estaba tirado a solo 100 metros de su casa, tirado en un charco de sangre en el piso de la tienda donde iba a jugar. Su corazón apenas latía.

La sangre brotó de una herida en la cabeza de Samuel. Otro niño de 10 años acababa de recibir un disparo de su padre. Ambos estaban jugando en un pequeño comercio, y el menor de ellos se quedó sin tiempo y entró a su casa a buscar un arma, al regresar disparó a sus vecinos.

Una bala alcanzó a Samuel justo encima de la oreja, según la familia. Leticia Hortensia Reyes de Jesús, mamá de Samuel, escuchó a su hijo mayor, de 22 años, gritarle: ¡Mamá, mamá, le pegaron a Samuel! Todavía con el corazón roto, recuerda haber escuchado disparos pero los confundió con «palomas» porque los niños de la comunidad El Tejocote en las montañas de Veracruz solían lanzar cohetes.

La madre, con Samuel en brazos, se dirigió en un automóvil particular a la alcaldía, donde personal de protección civil la ayudó a trasladar al menor en ambulancia hasta el Hospital Regional Río Blanco, a 15 kilómetros de distancia. Al llegar al hospital, el pequeño sufrió un paro cardíaco.

En tanto, el padre del menor que disparó a Samuel, Maximino Flores Sánchez, su esposa, Carmen Morales Hernández, y su otro menor.

Los niños huyeron de El Terjocot y hasta la fecha se desconoce su paradero. Leticia Hortensia Reyes sabe que aunque el padre de E.S. «N» esté en la cárcel, jamás volverá a ver a su hijo correr colina abajo ni sentarse en su mesa.

El 17 de enero de este año, la familia acudió al pequeño cementerio de la comunidad, donde le dieron el último adiós a Samuel. Su tumba está adornada con flores de los vecinos y del dueño de una floristería en Orizaba, donde al niño le encantaba trabajar, dijo, porque ese era su sueño de crecer.

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