Santo Domingo. – La trágica muerte de la bebé Franyeli Elizabeth, de sólo cuatro meses, ha planteado una serie de preguntas y ha puesto de relieve la falta de regulación de las guarderías informales.
Lo que se suponía era un espacio seguro para cuidarla terminó siendo escenario de acontecimientos devastadores, dejando a su familia en un mar de incertidumbre.
Franjeli era un milagro para sus padres. Su madre, Jhandys Pérez, enfrentó complicaciones médicas que la llevaron a creer que no podría volver a quedar embarazada.
El caso de Franyeli Elizabeth muestra los riesgos de las guarderías informales en la República Dominicana.
«Después de tanto tiempo, los médicos me dijeron que no podía tener más hijos. Un embarazo ectópico dañó una trompa y un ovario», dijo Jhandys Pérez entre lágrimas.
Luego de que nació la pequeña, sus padres decidieron confiarla al cuidado de Milagros López Lucas, quien ya se hacía cargo de sus otros hijos.
Sin embargo, desde el principio el padre de Franjeli notó algo inquietante: la niña no dejaba de llorar cada vez que la dejaban en la guardería. «Mi esposo notó el trato. La niña lloraba, había que verlo para creerlo», recordó su madre.
