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El panorama político de los EEUU son afectados por las inundaciones y los incendios

septiembre 26, 2021

Modificación de zona residencial preferida. Las casas frente al mar o al río ya son muy caras para el seguro de catástrofes. Asimismo, se encuentran en los bosques de toda la costa oeste. La inmigración interna ha cambiado el panorama electoral en muchos estados

Inundaciones

Inundaciones. El núcleo de la política está en tu bolsillo. Cuando se exponen a tales recursos hechos a medida, las ideas tienden a cambiar a la velocidad de la luz. Esto está sucediendo con el cambio climático en los Estados Unidos y la mayor parte del mundo.

Las inundaciones, los incendios forestales o los huracanes han causado enormes pérdidas a millones de personas, haciéndoles conscientes de los peligros a los que se enfrenta la humanidad. Al mismo tiempo, están creando profundos cambios políticos sin que todos se den cuenta.

Uno de los impulsores del cambio es el aumento de las primas de seguros o los costos de reconstrucción de viviendas. Los estadounidenses que estaban dispuestos a gastar más para vivir en medio del mar, lagos, ríos o bosques ahora están migrando a «tierras más estables», lo que traerá cambios demográficos y políticos que se espera que cambien la historia curricular del país.

La versión de la Península de Florida del Sueño Americano cree que incluso las personas con ingresos relativamente moderados pueden aspirar a vivir cerca del agua.

Se basa tanto en playas de arena blanca como en una suave brisa marina, así como en un seguro federal contra inundaciones fuertemente subsidiado.

Pero a partir del 1 de octubre, las comunidades rurales de Florida y otros lugares comenzarán a recortar los subsidios en un experimento a nivel nacional para tratar de adaptarse al cambio climático y obligar a los estadounidenses a pagar más cerca del costo real de sus ingresos. Incrementado por el calentamiento global.

El objetivo de la medida es que las casas más grandes, pertenecientes a personas más ricas, dejen de pagar lo mismo que las más modestas –como es hasta ahora-, y que esa gente comprenda el alcance del riesgo al que se enfrentan y se trasladen a un terreno más seguro, reduciendo el coste humano y financiero de los desastres.

“Los seguros subvencionados han sido fundamentales para sostener los mercados inmobiliarios costeros, pero ya es imposible de sostener. Y no son sólo los que están frente al mar. Es también sobre los ríos o lagos o bosques”, explicó al New York Times, Benjamin Keys, profesor de la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania. “Todo esto está requiriendo un importante replanteamiento de la vida en la costa”. Noticias Internacionales.

El costo del seguro contra inundaciones, de acuerdo a las primeras previsiones de las empresas del rubro, podrían multiplicarse por diez. Una agente inmobiliaria que vive en Tampa, frente a la playa hizo un cálculo junto a su agente de seguros sobre lo que sucederá con su casa cuando rija la nueva ley y determinó que pasará de pagar 480 dólares a 7.147 dólares al año.

El cambio está recibiendo tanto repudio de los residentes como el aplauso de cientos de organizaciones que trabajan en defensa del medio ambiente y la conciencia de los peligros del cambio climático.

Los políticos saben que estas medidas van a provocar cambios demográficos importantes que modificarán los distritos políticos y su propia suerte. Varios legisladores ya advirtieron de las consecuencias al gobierno de Joe Biden. 

“Estamos extremadamente preocupados por la decisión que están tomando”, escribieron esta semana en una carta a Deanne Criswell, la directora de la agencia estatal de emergencias, FEMA, el senador Bob Menéndez, demócrata de Nueva Jersey, y otros ocho senadores de ambos partidos, incluido el líder de la mayoría, Chuck Schumer, demócrata de Nueva York.

Creado por el Congreso en 1968, el Programa Nacional de Seguros contra Inundaciones es el principal proveedor de cobertura contra esas catástrofes, que a menudo no está disponible en las aseguradoras privadas.

Pero, en realidad, subvenciona a los residentes costeros más ricos a expensas de los más alejados del agua, que suelen ser integrantes de las minorías o con bajos ingresos. Las inundaciones que se están produciendo casi permanentemente en todo el país a causa de los bruscos cambios en el régimen de lluvias obligan al gobierno a tomar estas medidas más extremas.

Algo parecido ocurre con los que viven en los bosques de California, Oregon y el estado de Washington en el noroeste del país. Allí también hay subsidios impositivos para sus residentes que comienzan a ser cuestionados por los enormes costos que genera el intentar salvar sus casas de los incendios que aumentan año a año por la sequía.

“Todo esto va a producir cambios profundos y muy rápidos. Ya se están registrando movimientos masivos de gente. Y eso va a cambiar también políticamente los distritos. Sectores más conservadores van a recibir votantes más progresistas y viceversa.

El cambio climático va a cambiar la atmósfera política tanto como lo hicieron la redistribución de distritos impulsadas por los republicanos en los últimos años”, opina el profesor Keys de la Escuela Wharton.

Desde 1989, la empresa Gallup viene preguntando a los estadounidenses sobre si el cambio climático los afecta personalmente.

La proporción neta de personas que han expresado su preocupación -los que han dicho que les preocupa el clima “bastante” o “mucho” frente a los que se dicen que “sólo un poco” o “nada”- está aumentando proporcionalmente. El pico fue en abril de 2000, cuando el porcentaje de personas preocupadas por el clima era 45 puntos porcentuales más alto que el porcentaje de personas no preocupadas.

Ese fue también uno de los mejores meses de la economía estadounidense en décadas, cerca del punto álgido del boom de finales de los 90, con un desempleo de apenas el 3,8%. Y en tiempos de crisis financiera como en 2010 y 201, los porcentajes netos de los preocupados frente a los no preocupados fueron de sólo cuatro y tres puntos porcentuales.

Esto muestra, una vez más, que “es la economía, estúpido”. Cuando hay prosperidad, la gente se puede ocupar de asuntos como el medio ambiente. Cuando se trata de la supervivencia, el tema pasa a un segundo plano. Y vuelve al centro de la escena cuando el cambio climático comienza a generarle mayores gastos.

Utilizando una gama amplia de pruebas tanto en Estados Unidos como en Europa, dos politólogos de la Universidad de Connecticut, Lyle Scruggs y Salil Benegal, descubrieron que la disminución de la preocupación por el clima en ese período se vio impulsada de manera significativa por el empeoramiento de las condiciones económicas, que aumentó la preocupación por cuestiones más inmediatas. 

En tiempos de escasez, la gente tiende a pensar menos en las políticas con beneficios a largo plazo. “El estado de la economía afecta a la sensibilidad de la gente hacia el futuro frente al presente”, dijo el profesor Scruggs. “Históricamente, el cambio climático ha caído en el mismo campo que muchas otras cuestiones medioambientales, donde las respuestas de la gente tienden a crecer y decrecer con la economía”.

Claro que también hay otros factores políticos en esta ecuación. Anthony Leiserowitz, director del Programa de Comunicación sobre el Cambio Climático de la universidad de Yale, atribuye el descenso o el ascenso de la preocupación por el cambio climático no sólo a la prosperidad o la debilidad de la economía, sino también a la creciente polarización política y al giro de los medios de comunicación conservadores hacia el negacionismo del cambio climático.

“Lo que vimos fue una relación simbiótica entre los medios de comunicación conservadores, los funcionarios electos conservadores y el público conservador”, dijo.

“Eso impulsó el cambio en 2011 con la crisis económica y sigue siendo un factor importante ahora con las crisis climáticas que estamos viviendo. Habrá que ver cuál será la reacción de estos negacionistas cuando el agua comience a llegarles al cuello o tengan que pagar más impuestos por vivir cerca del agua o en un bosque”.

El debate sobre el medio ambiente y las emergencias está marcando la agenda política estadounidense como nunca antes.

Como sucedió con la guerra de Vietnam que se hizo real cuando comenzaron a verse las imágenes más atroces en los noticieros centrales de la televisión, ahora las “postales” de las casas y las vidas destruidas por el agua o el fuego en las pantallas de los celulares está modificando la opinión de la sociedad estadounidense.

Con Información de Infobae