Diego Omar Suarez. En 2014 a Diego Omar Suarez lo echaron de la plaza de su ciudad, pero no bajó los brazos. Creó un personaje que está de moda en la red social actual, en la que ya cuenta con cerca de 8 millones de seguidores. Diego Omar Suárez, el hombre detrás de la máquina.
En 2007 Diego Omar Suárez tenía 14 años cuando se dio cuenta que le gustaba bailar. En aquel momento apenas un gusto, algo que le hacía bien en los ratos libres, sentir el ritmo corriéndole por el cuerpo y moverse solo en su habitación. Entonces no lo sabía, pero su vida acababa de cambiar para siempre. Noticias Internacionales.
Unos años después, al final del día, empezó temprano la clase y terminó el turno después del turno en el gran supermercado de la ciudad de Salta donde trabajaba.
Empezó a buscar videos de baile en YouTube: «Yo estaba en una licenciatura en recursos humanos. El día de segundo grado, estaba cansado de estudiar y trabajar en el salón. Cuando vi un video de un niño bailando como un robot, no pude deshacerme de él. Inmediatamente comencé a imitarlo. «
Lo que vio Diego Omar Suarez fue a un chico que hacía popping, un baile callejero surgido en 1970 en California y que consiste en contraer los músculos del cuerpo creando un efecto “robótico”, al ritmo de una canción. Mucho más físico que su versión más conocida, el llamado “baile del robot”. Para el que lo ve, resulta hipnotizante.
Diego Omar Suarez practicaba frente al espejo en sus ratos libres, primero se convirtió en «payaso trabajador», este fue un favor que le pidieron sus compañeros, se sorprendieron y se divirtieron con él, pero nadie pudo imitarlo. «Lo que pasó un sábado fue que fui a una sala de karaoke. En el momento en que bailé, comencé a caminar y la gente comenzó a aplaudirme. En ese momento, me di cuenta de que había algunas cosas y me gustaba lo que estaba haciendo. . «
Diego Omar Suarez – Un chico que baila en la calle
El mismo día que obtuvo su título en la carrera de Recursos Humanos, Diego Omar Suarez renunció al hipermercado donde trabajaba y cargó un parlante hasta la peatonal de la capital salteña, dispuesto a ver qué pasaba.
“Tenía miedo de quedarme bailando solo, pero se juntó gente e hice una buena gorra, lo que junté era más o menos lo que ganaba en un día de trabajo en el hipermercado. Eso me tranquilizó porque mi mamá me había dicho ‘vos acá me traes plata a la casa’. Ella es maestra, somos cinco hermanos y teníamos que ayudar”.
Desde ese momento Diego Omar Suarez empezó a hacer hasta siete shows por día, de lunes a sábado, para que eso que a él le gustaba hacer, además le permitiera vivir. Cuando terminaba, a veces de madrugada, se quedaba frente a su reflejo en las vidrieras, practicando.
“Un día que había bailado mucho tiempo y hecho una gorra grande, volví a casa y le pedí a mi mamá que contara la plata. Era bastante, en ese momento ella entendió que había chances de vivir de esto, pero claro, no le gustaba que trabajara en la calle”, recuerda.
Diego Omar Suarez también aprendió los trucos del comercio de artistas callejeros, por ejemplo, necesita reunir mucha gente en los primeros minutos de baile, porque de lo contrario la policía no tardará en despedirlo. Varias veces fue obligado por el público a realizar agentes especiales, que es la clave para llamar la atención de la gente.
El traje que lo cambió todo
-Siempre tuve una idea, si bailo como un robot, debo parecer un robot, y entonces aparece la idea de la luz eléctrica.
No fue fácil. Durante un mes juntó todo lo que ganaba, guardó cada peso que le dejaban en la gorra, para juntar la cantidad que le habían pedido en Salta por un traje luminoso. Pero lo estafaron, él les dio la plata y desaparecieron.
-Fui con otra persona y le pedí que aunque sea me hiciera el sombrero. Cuando me lo puse la primera vez escuché la reacción de la gente ‘woaaahhh’ y dije, ‘tengo que hacer el traje entero’.
Por internet se contactó con alguien en Buenos Aires que le cobraba tres veces más de lo que a él acababan de robarle en Salta, pero que le dijo que podía hacer lo que él le pedía. Diego Omar Suarez estaba decidido y se arriesgó, pero tampoco ahora las cosas salieron bien: “Me mandó un traje, pero a la semana se rompió. Las costuras se abrieron y no estaba hecho para lo que yo hacía, moverme, arrastrarme, se destrozó totalmente. Las piernas eran tablas rectas, no me dejaban mover y a nadie le gustaba”.
Entonces Diego Omar Suarez volvió a ese lugar en el que había empezado todo: su computadora. A través de tutoriales de YouTube aprendió a usar una pistola led y empezó a confeccionar él mismo el traje que había imaginado para su personaje.
Michelo, el robot brillante revolucionó las calles y TikTok
Cuando Diego Omar Suarez comenzó a pensar en trajes en 2014, TikTok ni siquiera existía. La red social actual es la red social de más rápido crecimiento en 2020, y es la versión «para el resto del mundo» de la aplicación china Douyin.
El traje de Michelo, de cuero negro con luces led que van cambiando de color, su sombrero de ala, sus lentes de contacto especiales y la luz que sale dentro de su boca, fueron creación de Diego Omar Suarez, que tuvo que convertirse en un ingeniero autodidacta.
El éxito de Michelo fue instantáneo. Llenaba las veredas en los shows y la policía tenía que intervenir para que el público no bajara a la calle y complicara el tránsito.
Con lo que ganó en esos primeros meses pudo comprarse una cámara Nikon D-5300, para registrar en video lo que hacía. Abrió entonces un canal de YouTube al que subió más de 200 videos, pero las visualizaciones no pasaban de las 80 o las 90. Otra vez las cosas no salían como esperaba.
-Después probé con Instagram, hasta pagaba publicidad para que se viera lo que yo hacía, pero no funcionaba tampoco. Cuando descubrí TikTok, el año pasado, subí algo con el traje, ya sin esperar nada y en un día tuve 20 mil visitas.
Dijo que en ese momento decidió hacer el «último intento» y esta vez funcionó. Michelo y TikTok cruzaron la calle en el momento adecuado: «Un día me desperté, 20.000 personas me siguieron, luego 40.000 y 60.000 empezaron a burbujear».
Michelo2.0, el usuario de este robot salteño, tiene hoy casi 8 millones de seguidores. Está entre las 600 cuentas más seguidas de la red social a nivel mundial y el objetivo de Diego Omar Suarez ahora es poder estar entre las 100 primeras. Es el argentino con más seguidores en TikTok.
TikTok lleva al personaje a una nueva dimensión. La gente comenzó a seguirlo por la ciudad, buscándolo, tomando fotos o videos. Muchas veces, mucha gente se reunió a su alrededor, para que no le dejaran grabar el contenido de hoy, y este contenido es la base de su supervivencia.
-Mi personaje es famoso sobre todo afuera de Argentina. Me escriben de páginas famosas de otros países, con 20 millones de seguidores, para saber si pueden mostrar mis videos, me ve gente de Indonesia, de Arabia. Los que más me siguen y me apoyan son de Estados Unidos, gracias a ellos puedo solventar todos los gastos que tengo.
A través de las transmisiones “en vivo” que se hacen a través de Tik Tok, los usuarios que se conectan, su audiencia virtual, puede enviarle “monedas”, “créditos”, que se traducen como “la plata de TikTok”, pero que puede canjearse por dinero real.
Desde el momento en que el número de “monedas de TikTok” superó lo que Diego Omar Suarez puede ganar en un día bailando varias horas en la calle como Michelo, las transmisiones en vivo se convirtieron en su trabajo principal.
-Ya no hago más la gorra, pero hago 15 o 20 videos por día, invierto muchas horas. Hay gente que ni siquiera sabe que soy argentino, muchos cuando me vieron con la catedral de fondo se sorprendieron. Yo no le hablo al país o a Salta, yo le hablo al mundo, pero desde acá. Me gusta mostrar que estoy acá, en mi ciudad, en mi tierra.
El éxito en la plataforma trajo también pedidos para promocionar aplicaciones, lugares, hacer apariciones, lo que poco a poco empezó a traducirse también en nuevos ingresos. Incluso por estos días negocia con un programa de televisión en Estados Unidos, que quiere llevarlo a grabar a Los Ángeles.
“Hay famosos que tienen menos seguidores que yo, pasa que es una red nueva y quizás ellos no suben videos todos los días, para mí esto es un trabajo”, explica el salteño de 29 años, que piensa y repiensa cada paso que dará su robot.
-Quieren que vaya a grabar a Los Ángeles y yo lo primero que pienso es que no quiero descuidar mi red social, el boom que estoy teniendo, que sigue creciendo y en el que estoy trabajando durísimo.
En paralelo, la red social sigue creciendo y cada vez son más los famosos los que intentan subirse a la ola, con contenidos detrás de los que cada vez hay estructuras más grandes.
Miles de dólares invertidos en equipos de filmación, de edición, contra los que se vuelve difícil para los usuarios competir desde habitaciones adolescentes. Para Diego Omar Suarez es “la creatividad”, desde donde él da pelea. “Soy consciente de que un día se puede terminar, entonces no voy a tener problema en volver a actuar en la calle, pero ahora aprovecho el momento”.
Fotos: Punky Fernández
Con información de infobae.