Sebastián Piñera. El índice de aprobación del presidente Sebastián Piñera es solo del 9%. Trató de evitar un tercer anticipo del 10% de los fondos que recibían los trabajadores en el sistema privado de pensiones, pero fracasó.
Hace treinta y un años, la dictadura militar de Chile entregó el gobierno al demócrata cristiano Patricio Aylwin (Patricio Aylwin), quien contaba con el apoyo de una amplia gama de partidos centrales y de izquierda.
Un período de tiempo comenzó en un consenso básico, luego de 17 años de tinieblas totalitarias, comenzó a cuidar la democracia. También hay que controlar al general Augusto Pinochet, que conserva el mando del ejército y en realidad controla las fuerzas armadas.
El entendimiento y el compromiso de la sociedad chilena se rompió con la muerte de Pinochet, y finalmente cayó debido a una manifestación a gran escala que pedía una mejora social a fines de 2019.
Con todos esos acuerdos básicos rotos y sin que se hayan creados nuevos, con un gobierno debilitado y un presidente con un nivel de aprobación de apenas el 9%, el país entra en un año electoral que comienza en tres semanas con unas inciertas elecciones constituyentes.
Pero fue la devastadora segunda ola de la pandemia y el intento de veto del gobierno para un retiro del dinero que los trabajadores tienen en los fondos de pensiones lo que terminó por desatar una crisis sin precedentes en Chile. Noticias Internacionales.
Todo estalló con un choque entre Sebastián Piñera y el Congreso por un polémico tercer retiro de los fondos pensiones, como forma de compensación por los estragos económicos de la pandemia.
El sistema de jubilación privada, las AFP, tiene una larga y muy controvertida historia en Chile. Fueron creados en 1981 durante la dictadura de Pinochet (1973-1999) por su ministro José Piñera, hermano del actual mandatario.
El mecanismo fue pionero en instaurar un sistema de capitalización individual que se planteó en ese momento como una alternativa al fracasado sistema de reparto. Hasta que los trabajadores que aportaban mensualmente vieron que sus cuentas enflaquecían en vez de engordar como les habían prometido.
A partir del año 2011, cuando comenzaron a pagarse las primeras jubilaciones, quedó al descubierto que el modelo no podía cumplir su promesa de cubrir hasta el 70% del último salario.
Pagaba la mitad del salario, y la mayoría recibe menos que el sueldo mínimo que ronda los 400 dólares. Desde entonces se registraron numerosas manifestaciones en contra del sistema y se creó un poderoso movimiento ciudadano de “No+AFP”.
A pesar de la presión popular, hasta la semana pasada ningún proyecto de reforma había logrado pasar más allá de una comisión en el Congreso. Las Administradoras de Fondos de Pensiones son muy poderosas y tienen invertido el dinero en casi todas las áreas de la economía chilena.
Tras cinco semanas de cuarentena por la pandemia del Covid en buena parte del país y el resurgimiento de las protestas sociales, el Congreso aprobó el viernes por amplia mayoría el retiro de hasta un 10% de los fondos privados de pensiones, una medida con amplio apoyo en la sociedad.
La ley fue impulsada por la oposición de centro izquierda pero también tuvo el respaldo de sectores del oficialismo frustrados ante las idas y vueltas de Sebastián Piñera en la entrega de ayudas sociales.
La iniciativa fue impugnada por el gobierno ante el Tribunal Constitucional (TC), que ya había fallado en contra de una iniciativa similar que planteaba un segundo retiro. Y esta vez hizo lo propio: rechazó el amparo de Sebastián Piñera y le propició una dura derrota política.
El domingo por la noche, el presidente presentó un plan alternativo: entregar un bono de 200.000 pesos (285 dólares) para quienes quedaron con sus cuentas en cero con los dos retiros anteriores de las cuentas de AFP autorizados en julio y enero.
Pero la ayuda viene acompañada de otra iniciativa muy polémica, propone un aumento de 2% a los aportes de los empleadores y otro aporte del Estado para equilibrar las cuentas de las administradoras.
La propuesta va en contra de la propuesta aprobada por el parlamento y ha enfurecido a empleadores y empleados. Los trabajadores portuarios comenzaron a hacer huelga, y varios otros sindicatos convocaron a una huelga general este viernes para rechazar la decisión del presidente de recurrir a TC.
Un grupo de 21 diputados y senadores de la oposición dijeron en una declaración que Sebastián Piñera “entrega mayores recursos a las AFP, lo cual redunda en el fortalecimiento de un sistema agotado, y asimismo grava a las clases medias, -especialmente pequeños y medianos empresarios― con nuevos impuestos”.
Marcelo Mella, politólogo de la Universidad de Santiago, comentó a la Agence France-Presse: «La forma en que el presidente toma decisiones no es solo un técnico experto, sino también una persona extremadamente elitista. Casi no hay diálogo. Hoy el malestar típico» En la sociedad chilena hay demanda, un país democrático y más considerado con quienes aceptan políticas.
Esto se ve claramente en las encuestas, Sebastián Piñera tiene ahora apenas un 9% de aprobación, el nivel más bajo de cualquier presidente desde el regreso de la democracia. Llegó a La Moneda con casi el 54% de los votos en la segunda vuelta de 2017.
Los partidos de derecha que lo devolvieron al poder afirmaron que regresarán al país por 20 años, dejando atrás un gobierno desastroso que ha sumido al país en una situación criminal. Las acciones de la gente permiten que la economía crezca mucho, mientras que la inmigración es no controlado.
Cuatro años más tarde recibe el repudio de esos mismos que decían que sería “el mejor presidente de la Historia chilena”. “Su propuesta lo único que logra es profundizar la desconfianza que genera él y su gobierno; llega tarde y agudiza un conflicto institucional que está instalado en el Congreso”, afirmó el senador aliado Manuel José Ossandón.
La pandemia había caído como un bálsamo para Sebastián Piñera. Logró poner entre paréntesis las protestas que lo tenían contra las cuerdas y le permitieron mostrar sus dotes de gran operador de logística y comercio.
Enseguida negoció la compra de vacunas y comenzó a inocularlas el 24 de diciembre de 2020, el mismo día en que llegaron las primeras 10.000 dosis de Pfizer y BioNTech. Chile se convirtió en el ejemplo de Latinoamérica y buena parte del mundo.
El plan prevé vacunar a unos 5 millones de personas en el primer trimestre de este año y popularizar al 80% de la población, o unos 15 millones de personas, para finales del primer semestre.
Y lo está logrando. Incluso, todo indica que superará su meta. Pero este éxito tiene una cara B que se volvió como un boomerang: la población se relajó y se produjo una segunda ola devastadora.
El gobierno había hecho los suyo para contribuir a este retroceso. Flexibilizó las medidas, entregando permisos de vacaciones, reabriendo los cines, bares, gimnasios, y reduciendo el toque de queda. También se negó a cerrar el aeropuerto de Santiago, pese a que Chile se había convertido en el cuarto país en ingresar la muy contagiosa cepa británica B.117. En pocas semanas, el Covid volvió a dispararse.
Primero fue en las zonas a las que la gente fue de vacaciones y, luego, a la que regresaron, la de Santiago y el resto del área Metropolitana. Las clases tuvieron que suspenderse, la gente volvió a confinamiento y millones de personas a la pesadilla del desempleo o la caída abrupta de sus ingresos.
Las elecciones regionales y las elecciones regionales y municipales programadas originalmente para el 10 y 11 de abril se han pospuesto un mes. Todos los departamentos creen que el anuncio de un paquete de ayuda de $ 6 mil millones para aliviar las dificultades económicas de millones de chilenos es tardío y no suficiente.
Es bajo esta presión que los contribuyentes de Agence France-Presse comenzaron a considerar retirar el 10% del dinero por tercera vez y confiscarlo. Sebastián Piñera no tuvo mejor idea que buscar ayuda en la Corte Constitucional para detener el desangrado del sistema diseñado por su propio hermano.
Esos jueces lo habían auxiliado anteriormente, pero esta vez sabían que el mal humor popular se los podría llevar a ellos también. Rechazaron el proyecto del gobierno y ratificaron el del Congreso.
“Ese día el mandatario le puso fin –simbólicamente– a su accidentado segundo mandato, porque, de aquí en adelante, no le quedará más que administrar lo que pueda. Pase lo que pase con el 10% –el proyecto aprobado o el que ingresará hoy el Ejecutivo al Congreso–, Sebastián Piñera ya se autoinfligió una derrota catastrófica e irreversible”, escribió el columnista Germán Silva Cuadra en El Mostrador.
En esta atmósfera de tensión y ruptura, Chile se prepara para elegir a 155 votantes, alcaldes y concejales durante el fin de semana del 15 al 16 de mayo. También votará por quién es elegido como jefe de distrito por primera vez, hasta ahora han sido nombrados por el director ejecutivo.
Queda por ver si el alivio provocado por los ejercicios democráticos puede aliviar la presión sobre la situación y dejar espacio para las elecciones presidenciales de noviembre. Algunas personas piensan que el gobierno ha estado tan debilitado durante demasiado tiempo, y en los pasillos del Congreso de Valparaíso, algunas personas están hablando de algún tipo de juicio político.
Con información de infobae.