
La trágica muerte de Lewis Díaz Sánchez, conocido cariñosamente como «Leo», dio un giro inesperado con el descubrimiento de nuevas pruebas sobre las circunstancias de su muerte.
El niño de 10 años, cuya repentina partida conmocionó a toda la comunidad del sector bonaerense de Azua, fue encontrado sin vida en el patio de una vecina el pasado miércoles por la tarde.
Inicialmente se especuló que podría tratarse de un envenenamiento, rumor que despertó gran preocupación entre los vecinos.
Sin embargo, las últimas noticias del hospital de Taiwán del 19 de marzo mostraron que Lewis no murió por ingerir sustancias tóxicas como se pensaba originalmente, sino por electrocución.
Según fuentes confiables, el niño fue trasladado de urgencia a un centro médico y lamentablemente no tenía signos vitales cuando llegó.
Una autopsia posterior confirmó que la causa de la muerte fue la exposición a una fuente eléctrica, descartándose la posibilidad de envenenamiento.



